1.  La crisis de Roma puede ser catalogada como una crisis total, por cuanto abarcó parcialmente todos los niveles de existencia histórica.
  2. Sin conquistas, ya no habrá botín, y, en consecuencia, faltará una importante fuente de recursos para el estado así como un incentivo para el ejército.
  3. Éste, por su parte, no contaba con el número suficiente de efectivos para defender las extensas fronteras, lo que obligó a contratar bárbaros, especialmente germanos, tantos que, para el siglo IV, miles (soldado) era sinónimo de bárbaro.
  4. El ejército no estaba en buenas condiciones para hacer frente a las acometidas -cada vez más numerosas- de los bárbaros en las fronteras: a la indisciplina y falta de recursos y entrenamiento, hay que agregar el hecho de que no se hicieron las innovaciones técnicas adecuadas para enfrentar a los enemigos externos del Imperio.
  5.  Esto último, la crisis y decaimiento del espíritu militar, estará, pues, en directa relación con el debilitamiento del espíritu cívico, público, que lleva a que la ciudadanía ya no considere los cargos públicos como un honor sino como una pesada carga.
  6. Para evitar que los funcionarios o los soldados dejasen sus puestos, el Imperio aplicó un sistema de fijación social: las personas debían permanecer en sus ocupaciones y en sus lugares de nacimiento de por vida, lo mismo que sus hijos. Ello implicaba, no obstante, una pérdida de libertad del hombre, no ya un ciudadano, sino un súbdito de la Majestad Imperial.
  7. Algunas de las reformas tendrán una amplia repercusión en tiempos posteriores.
  8. Roma tenía una economía de gasto, de conquista, y, a medida que avanzamos en el tiempo, el gasto va en aumento, de tal manera que llega un momento en que las necesidades exceden la capacidad de producción, y la insatisfacción de las primeras acarrea a la larga frustración y pesimismo en la sociedad.
  9. El Imperio no tenía un sistema productivo eficiente, no poseía industria ni capacidad de inversión; la única salida para aumentar los ingresos del estado era elevar los impuestos, cuya base será la tierra; ya que no se podía confiar en una moneda progresivamente devaluada, se cobrará el tributo en especie (que implicaba normalmente la pérdida de dos tercios de la recaudación), lo que es en la práctica una economía natural, frente a la economía monetaria que había sido la nota característica de Roma.
  10. Característico de esta época es, pues, el desequilibrio, entre la resistencia del limes (frontera) y la presión de los bárbaros, entre el costo de la guerra y los recursos del Imperio, entre producción y consumo, entre la atracción de la ciudad y la del ámbito rural, entre la autoridad senatorial y la imperial, etc.